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Las temperaturas extremas no son buenas compañeras de los coches. Tanto en invierno como en verano, los diferentes elementos que forman parte de los vehículos pueden sufrir un desgaste acelerado y hay un mayor riesgo de sufrir una avería.
En el caso de las altas temperaturas, hay ciertos componentes que sufren más, a saber: la batería, los neumáticos y el motor en mayor grado, pero sin descuidar tampoco la pintura, molduras, pastillas de freno y sistema electrónico.
Un factor importante a tener en cuenta, al igual que cuando hablamos del tema de la contaminación, reside en la antigüedad del parque automovilístico… pero también en el mal o escaso mantenimiento que hacemos del vehículo. Está claro que, cuanto más antiguo sea el coche, mayor preocupación debemos tener en la revisión periódica de este, ya que puede sufrir más averías por su uso más prolongado en verano. Y eso se refleja luego en el incremento del trabajo de talleres, y grúas de asistencia en carretera durante esta época de vacaciones.
Cómo afecta el calor a distintos elementos de nuestro coche:
Motor, batería y sistema electrónico: a más calor, menos oxígeno en el aire, lo que empeora la combustión en el interior del motor y, por ende, su rendimiento, y puede afectar a elementos como los manguitos. La batería es uno de los elementos que más falla en verano, así que asegúrate que está en buen estado. Ojo también con los elementos electrónicos, algo que se puede ver afectado tras muchas horas de exposición al calor.
Molduras y faros: las gomas de las juntas en las puertas, maletero, molduras, escobillas del parabrisas… pierden sus propiedades y pueden agrietarse; si además llueve y las juntas están afectadas, podría colarse agua en el interior. En el caso de los grupos ópticos de plástico, se vuelven más opacos y pierden su color por culpa del calor.
Neumáticos: las altas temperaturas hacen que el asfalto incremente también su temperatura, lo que acelera el desgaste de la goma. Mucho ojo a las pérdidas de presión del neumático, causados por no llevar una revisión correcta, los viajes largos, la sobrecarga del maletero, el mal estado de las carreteras… un pinchazo puede derivar en un accidente.
Pintura: la radiación solar directa del sol tiene repercusión en los colores de la carrocería, pero también del interior. Los colores que más sufren pérdidas de brillo y tono son el negro, blanco, rojo y el amarillo. Es recomendable utilizar ceras protectoras durante todo el año para evitar que el color de nuestro coche se haga más triste. Para proteger el interior, nada funciona mejor que el típico parasol.
Pastillas de freno: este elemento es muy propenso a sufrir sobrecalentamiento, lo que afecta directamente a su eficacia cuando queremos frenar. Revísalos bien antes de salir de viaje y, de sustituirlas, apuesta por unas pastillas de buena calidad.
¿Cómo puedo evitar que lleguemos al extremo de una avería por culpa de las altas temperaturas?
No es fácil, ya que en esta época justamente se concentran muchos factores que juegan en nuestra contra: el mencionado calor, la humedad en las zonas de playa, los viajes de largo recorrido, la mayor presencia en zonas arenosas o en la montaña, los atascos y el consiguiente sobrecalentamiento del motor…
Es importante que, antes de irte de viaje, el coche pase por una revisión, si no la has realizado. Así, te asegurarás de que los elementos básicos del coche –neumáticos, aceite, filtros, neumáticos, frenos…– estén en orden.
Cuando vayas a dejar aparcado el coche en la calle, y más si lo vas a dejar un tiempo ahí a la intemperie, preocúpate para dejarlo en una zona con sombra. Usa siempre el parasol.
Trata de no sobrecargar el uso del aire acondicionado, así evitarás posibles averías. Al arrancar el vehículo después de dejarlo durante un largo tiempo al sol, deja que el coche ruede un rato para activar el aire acondicionado.
También al arrancar y al detener el coche, asegúrate de no realizar apagados o arranques bruscos: deja que el motor respire durante unos minutos antes de emprender tu marcha, así también dejarás que el calor se disperse (si acabas de subirte al coche y ha estado al sol) por las ventanas.
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