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NOTICIAS MOTOR - REPORTAJES

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Conducir con polvo

Sigue estos consejos

Toma nota

La nube de polvo africano ha sido una de las principales noticias de estos días, una circunstancia que nos obliga a recordar los secretos para mejorar la conducción en estas condiciones.

Según diversos estudios, hay un 70% más de posibilidades de sufrir un accidente cuando llueve; y es la reducción de la visibilidad, y no el asfalto mojado, la principal culpable de la siniestralidad en lluvia. En la actual situación, la visibilidad se reduce aún más por el polvo sahariano suspendido en el aire y por el barro que se forma en los cristales.

En estas circunstancias es de vital importancia llevar el parabrisas, las escobillas y el líquido limpiaparabrisas en perfecto estado. También es recomendable limpiar con el agua de una garrafa los cristales antes de accionar los limpias o de bajar y subir las ventanillas laterales, para evitar rayarlos.

Cuando llueve se reduce la luz ambiental y las gotas de agua en el aire reducen la visibilidad horizontal, situación que se agrava en las condiciones actuales. En segundo lugar, la lluvia modifica drásticamente el entorno visual de los conductores, especialmente de noche. Filtra parte de la luz de los faros y reduce las zonas iluminadas; cambia la luz que se refleja sobre la carretera, reduce las propiedades reflectantes de las marcas viales (que ahora, además, están manchadas por el barro de la lluvia), disminuye el contraste entre objetos y fondo, y cambia la percepción visual de ciertas superficies.

Pero el efecto más importante es que afecta la capacidad del conductor para ver a través del parabrisas. La reducción de la visibilidad en lluvia se debe principalmente a la perturbación visual en el parabrisas, más que al efecto atmosférico en sí. Las gotas de agua en el parabrisas distorsionan la luz y reducen el rendimiento visual del conductor; más aún cuando estas gotas están impregnadas de polvo y son más opacas. Incluso con los limpiaparabrisas en funcionamiento, la falta de uniformidad de la capa de agua y el barro que se forma sobre el cristal reduce de la visibilidad. Este efecto se multiplica si el parabrisas sufre desperfectos (impactos, grietas, arañazos…) y si las escobillas de los limpiaparabrisas están en mal estado y dejan surcos de agua y barro marrón en cada barrido.

Es recomendable revisar frecuentemente el estado del parabrisas y de las escobillas, que deben ser sustituidas, al menos, una vez al año; o incluso con mayor frecuencia si se realiza un elevado kilometraje.

Consejos para conducir bajo la lluvia

• Mantener el parabrisas en buen estado, sin daños y limpio

• Tener en perfecto estado las escobillas de los limpiaparabrisas y el líquido limpiapabrabrisas

• Leer”el asfalto para buscar charcos o regueros que puedan causar un acuaplaning, y también para detectar su agarre. La nube de polvo africano provoca lluvias de barro que reducen la adherencia del asfalto y lo hacen más resbaladizo.

• Cuando llueve, los cristales tienden a empañarse más rápido. Un cristal sucio por dentro hace que se empañe con más facilidad y que sea más difícil de desempañar.

Encender las luces de cruce para ver y ser vistos, no las largas, pues su reflejo reduce la visibilidad. En condiciones extremas, activar los antiniebla.

Aumentar la distancia de seguridad. Esto nos dará más tiempo de reacción ante imprevistos, más distancia para frenar y reducirá el agua con barro en suspensión que levanta el vehículo que llevamos por delante.

Fijarnos en las luces de los coches que nos preceden, pues nos ayudan a saber por dónde va el camino y si hay imprevistos que les obligan a frenar.

• Si la visibilidad se reduce hasta imposibilitar la conducción, parar en un lugar seguro para no ser embestidos por otro vehículo. Hasta encontrar ese lugar, avanzar alternando la vista al frente con miradas más cercanas a izquierda y derecha buscando las líneas de la carretera.

Estar atentos a los vehículos que nos rodean, sobre todo, camiones y autobuses, pues pueden levantar grandes cantidades de agua con barro al pasar sobre charcos. Mirar bien hacia delante antes de adelantar o cruzarnos con ellos, para saber lo que va a pasar durante esos segundos en los que se pierde la visión. Si recibimos una de estas grandes salpicaduras por sorpresa (sobre todo, cuando vienen del sentido contrario de una autovía o autopista) no perder la calma por el impacto, ni por quedarnos “a ciegas”: hay que mantener la trayectoria y no dar frenazos bruscos.

• Aplicar un tratamiento repelente de lluvia en el parabrisas, que hace que las gotas de agua y barro apenas toquen la superficie del cristal, formando perlas que ruedan rápidamente.

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