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En España los coches con transmisión automática han sido por lo general una minoría, un sistema tradicionalmente asociado a coches de alta gama. Pero con la llegada de los híbridos y los eléctricos, el cambio automático se está imponiendo, aunque todavía causa recelo en algunos conductores que siempre han conducido coches con caja de cambios manual.
Es para ellos para quienes dirigimos este artículo sobre los secretos del cambio automático.
Lo primero de todo, hay que olvidarse del pedal del embrague. Los coches automáticos tienen marchas, pero el automóvil maneja la mayoría de los cambios de marcha por sí mismo. Por eso no hay pedal de embrague, solo el freno y el acelerador.
Muchos conductores “manuales” colocan su pie izquierdo detrás de su pie derecho mientras se acostumbran a la conducción automática, pero lo ideal es llevarlo en el lado izquierdo, en donde suele haber un espacio para apoyar el pie. Es fundamental que el cerebro se olvide del embrague, pues a veces, por instinto, se tiene a pisar el freno pensando que es el embrague.
Antes de arrancar hay que acostumbrarse a los movimientos de la palanca de cambios. Una vez en marcha solo lo usará ocasionalmente, pero si necesita encontrar la marcha atrás rápidamente, se alegrará de haberlo hecho. Conviene recordar que los cambios -marcha atrás o neutro- siempre se debe hacer con el pedal del freno presionado.
Los cambios automáticos tienen cuatro engranajes básicos:
P. Es para tener el coche estacionado, con los engranajes bloqueados para que las ruedas no puedan girar. Siempre es bueno asegurarse de estar en P antes de arrancar el automóvil y volver a estacionar antes de apagar el motor.
R. Es la marcha atrás.
N. También llamado Neutro. Se utiliza como el punto muerto, al pararse en los semáforos o en los atascos. Para ello hay que mantener el freno apretado o si es mucho tiempo, poner el freno de estacionamiento.
D. Para iniciar la marcha, luego ya es el coche el que va cambiando de marcha automáticamente.
Algunos coches automáticos tienen otras configuraciones, como modos Sport o de retención para bajadas de pendientes pronunciadas. También es habitual poder utilizar la palanca de forma manual o con levas situadas en el volante con el fin de ajustar la retención del motor a la conducción. Esto es muy útil para utilizar el freno motor al bajar puertos o, en coches electrificados, utilizar para cargar las baterías.
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