Su aplicación puede ayudar a los docentes a brindar una mejor educación y dedicar tiempo a tareas más relevantes.
Mejorar el aprendizaje, ayudar a los profesores y fomentar una enseñanza individualizada y más eficaz utilizando la Inteligencia Artificial es apasionante y, a la vez, abrumador. Como veremos, sus beneficios son y serán muchos, pero es importante monitorear su desarrollo y su papel general en nuestro mundo.
Según los expertos, la IA no tiene porqué ser una amenaza para los maestros; no ha llegado para reemplazarlos sino para brindar una mejor educación a nuestros niños y ayudar a los docentes a reducir el tiempo que dedican a las tareas más tediosas para liberar tiempo para otras más útiles y necesarias de cara a los alumnos como tutorías personalizadas, apoyo fuera del aula…
En 2020, el Foro Económico Mundial identificó ocho transformaciones fundamentales necesarias para mejorar la calidad de la educación en la era de la Cuarta Revolución Industrial: el marco de la Educación 4.0. A medida que la IA emerge como la tecnología definitoria de esta era, podemos acelerar la adopción de la Educación 4.0 utilizando esta tecnología y asegurando que los estudiantes estén equipados para prosperar con ella. Sin embargo, la adopción de la IA en la educación todavía se encuentra en una fase temprana y experimental, y hay incertidumbre sobre sus beneficios y limitaciones.
Algunas partes interesadas han expresado su preocupación por el hecho de que una dependencia excesiva de la IA podría perjudicar las relaciones entre educadores y alumnos. También les preocupan los posibles efectos negativos que la labor que realiza la IA puede tener sobre las habilidades de escritura y pensamiento crítico de los alumnos. Pero el objetivo ideal es que la IA no reste valor a la enseñanza en el aula, sino que la mejore de muchas maneras.
Una de las aplicaciones de la inteligencia artificial en la educación es la creación de profesores virtuales y chatbots educativos que pueden ser herramientas que transformen la experiencia de aprendizaje. Estos sistemas ofrecen tutoría personalizada, respondiendo preguntas en tiempo real y adaptándose al nivel de cada estudiante. Los profesores virtuales pueden guiar a los estudiantes a través de lecciones interactivas, mientras que los chatbots facilitan el acceso inmediato a información y recursos educativos. Además, estos asistentes digitales están disponibles 24 horas al día, 7 días a la semana, brindando apoyo constante y complementando la labor de los docentes.
Otra de sus aplicaciones tiene que ver con la personalización del aprendizaje. Para un docente puede resultar difícil determinar cómo satisfacer las necesidades de cada estudiante. Sin embargo, los sistemas basados en IA se adaptan a las necesidades individuales de cada estudiante y pueden orientar la instrucción en función de sus fortalezas y debilidades. La IA puede sugerir materiales complementarios, como videos, artículos o ejercicios interactivos, que se alinean con el nivel y preferencias del estudiante, ofreciendo una experiencia de aprendizaje más eficaz y atractiva. Y respecto a las tutorías, los sistemas de IA pueden evaluar el estilo de aprendizaje de un estudiante y sus conocimientos preexistentes para brindar apoyo e instrucción personalizados.
El objetivo es que la IA no reste valor a la enseñanza en el aula, sino que la mejore
Por otra parte, al tener la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos, la inteligencia artificial es capaz de identificar patrones con los que los educadores pueden obtener insights sobre el progreso de los alumnos, con el objetivo de realizar ajustes en el plan de estudios. Por ejemplo, si varios estudiantes de una clase están teniendo dificultades con un tema, la IA puede sugerir revisión o cambios en la metodología de enseñanza antes de que se convierta en un problema.
De cara a las evaluaciones, la inteligencia artificial puede analizar matices en el lenguaje y en la estructura de los textos para utilizarse para una evaluación objetiva. Algo particularmente útil en exámenes a gran escala, donde la rapidez y la precisión son esenciales. Y en cuanto a la calidad del curso, por ejemplo, si muchos estudiantes responden incorrectamente a una pregunta, esta tecnología puede concentrarse en la información o los conceptos específicos que les faltan a los estudiantes, para que los educadores puedan ofrecer mejoras específicas en los materiales y métodos.
La inteligencia artificial también puede ser de ayuda para los docentes en la creación de los contenidos educativos. Con esta tecnología, se pueden generar recursos educativos que mejoren la comprensión y el aprendizaje: ejercicios interactivos, exámenes, textos adaptativos… Además, ofrece la posibilidad de crear entornos educativos virtuales y simulaciones que enriquezcan la experiencia de aprendizaje.
La inclusión es otra de sus ventajas. Con herramientas basadas en IA, que facilitan la subtitulación automática, la conversión de texto a voz y viceversa y la traducción en tiempo real, el contenido educativo se hace fácilmente accesible a estudiantes con discapacidades auditivas, visuales y/o lingüísticas. También proporciona entornos de realidad virtual inclusivos, simulaciones para el desarrollo de habilidades sociales y dispositivos de comunicación asistida.
Y, de cara a la optimización de los tiempos, las herramientas basadas en inteligencia artificial permiten automatizar tareas administrativas, permitiendo a los educadores dedicar mayor parte de su tiempo a la enseñanza y a la interacción con los estudiantes. Éste es uno de los beneficios potenciales más destacados y sobre el que se pronostica mayor crecimiento.
En cuanto a los riesgos o desventajas de la integración de la IA en la educación, destaca la preocupación por la privacidad de los datos. La recopilación y el análisis de datos de estudiantes requiere medidas estrictas para salvaguardar la información confidencial. La dependencia excesiva de esta tecnología puede disminuir el pensamiento crítico y las habilidades de resolución de problemas en los estudiantes, a medida que se acostumbran a soluciones impulsadas por la tecnología. Por otro lado, la introducción de estas herramientas puede ser costosa y limitar el acceso a tecnologías avanzadas para escuelas con recursos limitados. También existe el peligro de sesgo debido a los algoritmos presentes en los datos de entrenamiento, lo que genera oportunidades y resultados educativos desiguales para diferentes grupos de estudiantes.
Por tanto, es fundamental equilibrar la innovación tecnológica con consideraciones éticas para aprovechar todo el potencial de la IA en favor de la mejora de la educación.
© Imágenes: Shutterstock.
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