

Una startup consigue crear bolsas que se comportan como un plástico normal pero se disuelven en contacto con el agua.
Cualquier persona que respete el medio ambiente no acepta que se usen cientos de millones de bolsas de plástico en tiendas y supermercados, cada vez que alguien elige productos envasados o compra frutas y verduras sueltas. La gran mayoría de estos artículos terminan en vertederos o en el océano. De hecho, según la organización de conservación de los océanos Oceana, alrededor de 9 millones de toneladas de plástico se tiran al mar cada año, lo que equivale a vaciar un camión de basura lleno al mar cada minuto. Y eliminarlo no es tarea fácil.
Esta realidad obsesionaba a Sharon Barak, una ingeniera química que trabajaba en una empresa de aditivos para plásticos y madre de dos hijos a los que no quería dejar un mundo así, hasta que en 2017 decidió aprovechar sus conocimientos para investigar productos que se comportaran como un material útil, pero que se disolvieran en agua.
Y así fundó la empresa israelí Solutum, al sur de Tel Aviv, y creó las bolsas solubles en agua. Estas bolsas se ven y se comportan como un plástico normal, son duraderas y no se rompen, pero se descomponen por completo después de un cierto período de tiempo en contacto con el agua. Por otra parte, Solutum se está focalizando en vender su materia prima a distintos fabricantes para que, a su vez, lo usen para la producción de distintos artículos que vayan reemplazando la ingente cantidad de productos de plástico que existen.
Lo que es clave es que el producto es completamente biodegradable. Una vez utilizado, simplemente se puede tirar por el desagüe y disolverse en cuestión de minutos. De hecho, después de descomponerse en el agua, la solución es lo suficientemente segura para que la beban los humanos. El invento de Sharon va un paso más allá del reciclaje porque, aunque reciclar es una buena solución, implica el transporte de los plásticos para reciclarlos y el proceso de reciclaje en sí, que también genera contaminación. Y la estadística es preocupante, porque a pesar de los esfuerzos ecológicos en todo el mundo, solo se reciclan el 9% de todos los plásticos.

Desarrollamos productos con las mismas propiedades que el plástico, pero son sostenibles, ecológicos, solubles en agua y no dañan el medio ambiente.
Sharon Barak (Solutum)
La joven química israelí comenzó a investigar cómo se descomponían los materiales biodegradables en la naturaleza. Y, según ella contaba, pensó en la forma en que el azúcar se disuelve en el agua. “Cuando revuelves el azúcar con una cuchara, se disuelve aún más rápido. Entonces se me ocurrió la idea de desarrollar un material natural que se disolviera como el azúcar en el agua”, así empezó todo.
En una entrevista reciente, Barak lo contaba así: “Me di cuenta de que el plástico es muy necesario, pero también crea contaminación, y aquí es donde nació el sueño y la visión de Solutum: eliminar los desechos plásticos de una vez por todas. Desarrollamos productos con las mismas propiedades que el plástico, pero son sostenibles, ecológicos, solubles en agua y no dañan el medio ambiente. Y muy importante, nuestros productos se pueden producir con las mismas máquinas de producción de plástico por lo que reduce costos. Simplemente hay que reemplazar el plástico con nuestra materia prima. Así es como se produce el mismo producto, pero con un material que no daña el medio ambiente”.
Su patente se presentó para su examen en agosto de 2022 y fue elegida como una de las startups más prometedoras por la revista TheMarker. También Solutum ha ganado el concurso “Lyve Innovator of the Year” del gigante del almacenamiento Seagate por desarrollar “plástico ecológico”. Actualmente se encuentra en una prueba piloto aportando su sustituto polimérico ecológico del plástico a las compañías internacionales Coca Cola, Ivi y Colgate en Israel, ya que su nuevo material se puede usar tanto para bolsas como para envases, cubiertas de alimentos, botellas…
Su próximo desafío es tratar de convencer a alguien de que invente una tinta biodegradable para que cuando una bolsa de plástico se descomponga, la pequeña cantidad de tinta utilizada para el logotipo de su marca también desaparezca. La web de Solutum lo deja bien claro: “Fácil de producir, fácil de usar y fácil de desechar: nuestro producto permite un entorno sostenible y más limpio”.
Mutua Madrileña
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El plástico que se disuelve en el agua y ayuda al medioambiente
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