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17 DE MARZO |

Crean una piel digital que reproduce el sentido del tacto

La ciencia da un paso más hacia el futuro de los implantes biónicos con la creación de un tejido estirable que se comporta como si fuera el tejido de un organismo vivo.

La caricia es un lenguaje, si tus caricias me hablan, no quisiera que se callen…”. Estos versos de Mario Benedetti transmiten la importancia que tiene el quinto de nuestros sentidos: el tacto. Y, pese a su trascendencia, hoy en día se sigue buscando una tecnología con la que dotar a robots e implantes biónicos de este sentido. Y no es fácil.

El último avance lo ha logrado un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell, que ha creado un sensor de fibra óptica con forma de un tejido estirable, capaz de transmitir percepciones similares a las que experimentamos con nuestro tacto. Este tejido es sensible, se puede deformar, reacciona si se le presiona, si se estira o se flexiona: se comporta como el tejido de un organismo vivo.

Piel digital que reproduce el sentido del tacto - ÓN

Este prototipo se ha diseñado como un guante impreso en 3D, forrado con los sensores de fibra óptica que reciben las señales sensitivas. En cada dedo hay un sensor, alimentado por una batería de litio, y, gracias a su conexión bluetooth, el dispositivo transmite en tiempo real los datos a un software que reconstruye sus movimientos y deformaciones.

Este tejido es sensible, se puede deformar, reacciona si se le presiona: se comporta como el tejido de un organismo vivo.

Otro avance que acercaba el sentido del tacto a los robots llegaba hace poco más de un año desde la Universidad Nacional de Singapur (NUS), donde crearon una cubierta electrónica para robots (e-skin) capaz de detectar el contacto 1.000 veces más rápido que nuestro sistema nervioso. Gracias a esta cubierta, esta piel artificial puede identificar con precisión la forma, la textura y la dureza de los objetos en solo 10 milisegundos.

También desde el MIT se han desarrollado tecnologías para “humanizar” el comportamiento de los robots a través de los sentidos, como con el prototipo del brazo robótico dotado de sensores de piel con los que comprende su configuración en el espacio 3D.

Todos estos avances abren un abanico de posibilidades casi infinito en los implantes biónicos, que ya están dando sus primeros pasos, como con la creación de un tatuaje que podría anticipar la detección del cáncer, o la piel artificial que monitoriza el ritmo cardiaco. Por su parte, la impresión 3D jugará un papel protagonista en la tecnología de la salud, como lo hace ya en la actualidad, por ejemplo, con la creación de huesos artificiales que permiten realizar cirugías con menos tiempo de quirófano y una recuperación más rápida.

Con todos estos avances, estamos acariciando un futuro que hace solo unos años era inimaginable.

Sol De León

Sol de León

Comunicación & Social Media