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13 DE MARZO |

El brazo robótico blando del MIT

El Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha logrado diseñar un brazo robótico dotado de sensores de piel que le permite comprender su configuración en el espacio 3D.

En los últimos años, el avance de la tecnología de la robótica ha mejorado tanto aspectos económicos como vitales. La importancia de trabajar con estos autómatas es una cuestión recurrente en numerosos debates, sin embargo, su presencia y evolución continúa siendo imparable. El último desarrollo ha sido el nuevo brazo robótico blando del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT).

Hace unos meses, el MIT hizo gala de la iniciativa robótica RoCycle que hacía frente a la contaminación de nuestro planeta y ahora, por primera vez, nos sorprende con un nuevo robot habilitado con conciencia para moverse de manera autónoma por el entorno que le rodea con control de movimiento.

Brazo robótico que tiene conciencia del entorno - Blog ÓN

En esencia se trata de un brazo robótico blando diseñado con piel sensorizada, cuyos materiales son altamente compatibles a los que se encuentran en los organismos vivos. La razón de haber optado por este diseño reside en que esta materia prima es una alternativa más segura, adaptable, resistente, aunque sigue “bio-inspirada” en la de los robots rígidos tradicionales.

Es un brazo robótico blando diseñado con piel sensorizada, cuyos materiales son altamente compatibles a los que se encuentran en los organismos vivos.

El gran reto de este proyecto se centró en dotar de control a estos robots deformables, dado que pueden moverse en infinitas direcciones al contrario que los robots convencionales. Por norma general, los métodos tradicionales para lograr el control autónomo en estas máquinas se realizan a través de grandes sistemas de múltiples cámaras de captura de movimientos. Un punto que se consiguió trasladar para que estos “soft robots” obtuvieran la ejecución del movimiento correcto y las posiciones en 3D de manera autónoma.

Para ello, la retroalimentación de la “propiocepción” se llevó a cabo a través de un nuevo modelo de aprendizaje profundo que se filtra por medio de ruido y la captura de señales claras para estimar la configuración 3D del robot. Finalmente, los investigadores del MIT validaron su sistema en un brazo robótico blando semejante a la trompa de un elefante.

Este brazo robótico podrá fabricarse por cualquier laboratorio, ya que los materiales que lo conforman están listos para su utilización. Bajo este telón, el próximo objetivo del MIT es que este proyecto ayude a fabricar extremidades artificiales que ayuden a manipular objetos con una mayor destreza.

Patricia Moya

Patricia Moya Manzano

Técnico de Comunicación