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11 DE JULIO |

Esta tecnología refresca tu coche sin aire acondicionado

Una start up patenta un material que “rebota” la energía de la luz solar, evitando que el interior del coche se sobrecaliente.

Cuando llega el verano y con él, las vacaciones, el uso del coche se hace imprescindible para muchos. Pero las altas temperaturas obligan a observar una serie de precauciones que no son tan importantes en otras épocas del año, como no dejar a niños ni mascotas en el interior de un vehículo aparcado o compensar la temperatura interior dejando las puertas abiertas unos minutos antes de acceder al interior del vehículo.

Y es que un coche aparcado al sol durante dos horas con una temperatura exterior de 32 grados puede alcanzar en el interior de su habitáculo los 60. Es algo que todos hemos experimentado alguna vez en verano, cuando regresamos a nuestro vehículo estacionado en el aparcamiento de un supermercado o tras pasar unas horas en la playa. La solución más habitual para no quemarnos las manos al tocar el volante es colocar un parasol reflectante en el salpicadero. Estos complementos reflejan los rayos solares que inciden en el coche a través del parabrisas y reducen ligeramente la temperatura interior, pero, sobre todo, protegen los acabados del interior del vehículo como la tapicería, las consolas, etc. Además, muchos de los materiales con que están fabricados estos elementos son plásticos que, cuando alcanzan temperaturas muy altas, se descomponen liberando partículas nocivas para la salud como el benzeno.

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Ahora, una start up llamada SolCold, ha inventado un material que, aplicado a la carrocería, es capaz de reducir la temperatura del coche cerca de 20 grados. Es decir, como si hubiéramos aparcado a la sombra. Este producto, basado en la física cuántica, consiste en un recubrimiento que se puede añadir al acabado de prácticamente cualquier objeto, desde prendas de vestir hasta edificios enteros. Los efectos refrigerantes se consiguen gracias a un fenómeno conocido como fluorescencia anti-Stokes que se estudia en la física de partículas. Básicamente, consiste en “rebotar” la energía de la luz solar con más potencia que la que tiene a su llegada.

La explicación de este fundamento físico se entiende a través de la llamada radiación del cuerpo negro, un fenómeno que se da en la naturaleza tanto a pequeña escala, por ejemplo, en una prenda, como a nivel cósmico en los agujeros negros. Si colocamos un cuerpo de color negro bajo el sol, aquel retiene en su interior gran parte de la energía que recibe y es esa energía retenida la que provoca calor. Por el mismo principio, cuando en lugar de retener energía, el objeto la devuelve con más fuerza, se produce el efecto contrario, es decir, frío. Lo que han hecho desde SolCold es desarrollar una tecnología con aplicaciones refrigerantes basada en el fenómeno físico descrito.

El material “rebota” la energía de la luz solar con más potencia que la que tiene a su llegada, consiguiendo reducir la temperatura del vehículo.

Al contrario de lo que ocurre con otros fenómenos aprovechados por la industria para sus inventos, la fluorescencia anti-Stokes no es una propiedad que presente ningún material en estado natural, sino que se debe provocar. Para ello, es necesario que los estados cuánticos de partículas como los fotones de la luz solar se comporten de esta manera y no de otra al coincidir con un producto que facilite ese comportamiento. Ese producto es el desarrollado por esta empresa tecnológica. Una película que consta de cuatro capas. La inferior refleja los rayos infrarrojos que dan calor, la siguiente es una capa flexible con propiedades termoconductoras. Después iría la que contiene lo que ellos mismos denominan “partículas de refrigeración activa”, que recoge el calor de las capas inferiores y, por último, una capa superior cuya composición mantienen en secreto, aunque, eso sí, aseguran que contiene ninguna sustancia peligrosa.

Las pruebas empíricas se realizaron en el desierto de Israel, con tres modelos Volkswagen Polo. Uno de ellos llevaba la imprimación refrigerante y los otros dos no. Tras el experimento, el coche al que se había aplicado el tratamiento mantenía una temperatura de entre 12 y 14 grados menos que los otros dos. En definitiva, una solución que ayudará a proteger a nuestro vehículo del sol y evitará un exceso de consumo energético en aire acondicionado.  

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