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24 DE NOVIEMBRE |

El primer robot que es capaz de reírse funciona con IA

Erica es un robot capaz incluso de reírse de los chistes para hacer las conversaciones más creíbles.

Erica es, a sus 23 años, el humanoide más avanzado que ha surgido de la colaboración entre las universidades de Osaka y Kioto y el Instituto Internacional de Investigación de Telecomunicaciones Avanzadas (ATR).

El experimento ha sido liderado por Hiroshi Ishiguro, profesor del Laboratorio de Robótica Inteligente de la Universidad de Osaka, que ya creó un androide, a su imagen y semejanza: Geminoid HI-1. Ahora le ha llegado el turno a Erica, que se ve y suena mucho más realista que Geminoid. Y, aunque no puede caminar de forma independiente, posee un habla mejorada y la capacidad de comprender y responder a las preguntas. Y cada una de sus pronunciaciones va acompañada de cambios asombrosamente humanos en su expresión facial.

El primer robot que es capaz de reírse funciona con IA - ÓN

La conversación es, por supuesto, multimodal, no solo consiste en responder correctamente. Así que decidimos que una forma en que un robot puede empatizar con los usuarios es compartiendo su risa, lo que no se puede hacer con un chatbot basado en texto, y para crear un modelo de “risa compartida”, hemos utilizado IA. Esto ayuda a detectar la risa, decidir si reír y también qué tipo de risa sería mejor”, asegura Ishiguro.

En el modelo de risa compartida creado por los investigadores, un humano se ríe inicialmente y el sistema de inteligencia artificial responde con una risa empática. Para crear esto, los investigadores necesitaron diseñar tres subsistemas: uno para detectar la risa, un segundo para decidir si reír y un tercero para elegir el tipo de risa apropiado. Era importante categorizar cuidadosamente qué risas se podían usar para el análisis y asegurarse de que la IA respondiera con el tipo correcto de risa ya que, por ejemplo, reírse a carcajadas en una situación que solo justifica una risa educada podría hacer que la situación se vuelva incómoda.

Una forma en que un robot puede empatizar con los usuarios es compartiendo su risa, para lo que hemos creado un modelo basado en inteligencia artificial.

Hiroshi Ishiguro, profesor del Laboratorio de Robótica Inteligente de la Universidad de Osaka

Encontrarse cara a cara con Erica puede ser desconcertante. Su capacidad para expresar una variedad de emociones a través de docenas de actuadores neumáticos incrustados debajo de su piel de silicona tiene, de momento, sus limitaciones. Para probar el sistema se utilizaron cuatro diálogos de dos a tres minutos entre personas reales y Erica y funcionó bien. Sin embargo, una conversación impecable con Erica debe girar en torno a una cierta cantidad de temas, pero los expertos creen que los intercambios verbales fluidos podrían estar a solo unos años de distancia. Hay que trabajar más en crear situaciones de risa verdaderamente naturales.

Según el cálculo de Ishiguro, cuanto más se parezcan a los humanos, desde su apariencia física hasta su capacidad de conversación natural, más fácil será para nosotros superar nuestras fobias, explotadas con un efecto dramático por innumerables películas de ciencia ficción.

De momento, en la vida real ya están entre nosotros. Por ejemplo, a través de Tesla, Elon Musk también trabaja en un robot de aspecto humano que ayude en las labores domésticas. Y este mismo año, en abril, dos sucursales de Mitsubishi UFJ Financial Group comenzaron a emplear androides para atender las consultas de los clientes. 

También este verano de 2022, se inauguró en el parque temático Huis Ten Bosch cerca de Nagasaki, un hotel atendido casi en su totalidad por robots, incluidos los recepcionistas, los conserjes y el personal de guardarropa, aunque con personal humano disponible para solucionar cualquier incidente que pudiera surgir.

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