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06 DE NOVIEMBRE |

Cómo tomarán decisiones morales los vehículos autónomos

Gracias a la ciencia aplicada de la tecnología y la ciencia que estudia los aspectos físicos y las manifestaciones sociales y culturales, la conducción autónoma continúa evolucionando para ofrecer un futuro totalmente innovador.

Recostarse en el asiento de un automóvil leyendo el periódico tranquilamente mientras nuestro coche nos lleva a nuestro destino y decide por nosotros qué hacer ante cualquier eventualidad, es una realidad casi inmediata. Ya existen informes que estiman que los vehículos autónomos podrían reducir el número de muertes en la carretera hasta en un 90%.

También han constatado, por primera vez, que las ondas cerebrales lentas son las que tienen mayor peso en la toma de esas decisiones, sobre todo si el número de vidas que se salvan a cambio de perder otras, está igualado.

Comprender cuáles son los procesos neuronales que hacen a las personas tomar decisiones apropiadas puede ser de gran ayuda para el diseño de los protocolos para la conducción de vehículos autónomos de nivel 5 (el vehículo se encarga de conducir en cualquier situación) y la mayoría de los investigadores que han participado en el proyecto, y que forman parte del grupo de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Valladolid (UVa), la Universidad de Ottawa (Canadá) y la Universidad de Hiroshima (Japón), coincide en que la inteligencia artificial debería actuar como lo haría un humano ante situaciones controvertidas, por ejemplo, aquellas en las que no es posible evitar el daño de los ocupantes del vehículo o bien de terceras personas.

Javier Gómez Pilar, investigador postdoctoral en el grupo de Ingeniería Biomédica de la UVA lo explica así: “El cerebro está continuamente trabajando, incluso cuando estamos en reposo, formando patrones de intercambio de información desde unos grupos neuronales a otros. Pero en el momento en el que debemos tomar una decisión sobre algo, esos patrones cambian: unas zonas se activan y otras se desactivan, y además lo hacen de forma sincrónica, siguiendo un ritmo, como si siguieran el compás de una canción”.

Decisiones coches autónomos nivel 5- ÓN

Está claro que el objetivo último es reducir el número de muertes al volante y, para abordarlo, el equipo se apoyó en el famoso dilema del tranvía planteado por Philippa Foot: Un tranvía corre fuera de control por una vía. En su camino hay cinco personas atadas a la vía. Es posible pulsar un botón que desviará al tranvía por una vía diferente, salvando así a las cinco personas. Por desgracia, hay otra persona atada a esta vía, por lo que salvar a las cinco personas implica sentenciar a esta otra. ¿Debería pulsarse el botón? No hay respuesta correcta. Es una decisión personal que varía dependiendo de la mentalidad consecuencialista o no de cada uno.

“Nosotros lo que pretendíamos era saber cuáles eran los procesos neuronales que se desencadenaban al plantearse una cuestión de esta índole. Y, de forma intuitiva, se puede pensar que no es lo mismo que las personas en el dilema del tranvía sean desconocidos o familiares”, declara Gómez y añade que “cómo se percibe a nivel neuronal esa carga emocional y cuál es su influencia en la toma de decisiones nos parece que es el siguiente paso lógico del estudio.

En dicho estudio participaron 41 personas entre 18 y 55 años y se les practicó un encefalograma para observar la actividad eléctrica que se producía en sus cerebros planteándoles repetidas veces diversas variantes del dilema del tranvía, cambiando el número de personas implicadas en cada decisión. Paralelamente, se registró la actividad neuronal y los tiempos de reacción de las decisiones de todas estas personas. Además, los participantes realizaron un ejercicio similar, pero en el que no mediaba ninguna carga moral, a modo de control, para tomarlo como referencia con la que comparar.

El equipo comprobó que, efectivamente, la respuesta neuronal es distinta en una decisión mediada por la moral y en otra sin esa carga. Este trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, puede ayudar a marcar el camino para un correcto diseño de los protocolos de conducción autónoma, según afirma Javier Gómez Pilar. Una conducción que en los próximos años dará los pasos definitivos hasta la autonomía total. Ahora queda que nosotros, los humanos, vayamos confiando en ellos y dejemos en sus manos nuestra seguridad a bordo.

Ya existen informes que estiman que los vehículos autónomos podrían reducir el número de muertes en la carretera hasta en un 90%.

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