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05 DE DICIEMBRE |

¿Qué pueden hacer los implantes neuronales?

La biotecnología se enfrenta a grandes retos para poner los últimos avances tecnológicos al servicio de nuestra salud.

La enfermedad de Parkinson es causada por la pérdida progresiva de neuronas que producen dopamina, un tipo de neurotransmisor del cerebro. Para aproximadamente el 90% de los pacientes con enfermedad avanzada, esta pérdida de dopamina provoca dificultad para caminar, incluidos problemas de equilibrio y episodios de congelación.

Recientemente, un grupo de neurocientíficos suizos han desarrollado un implante o neuroprótesis capaz de activar los grupos de neuronas de la médula espinal que controlan los movimientos de las piernas y, por tanto, la marcha. Esta técnica se ha aplicado con éxito en un paciente de 62 años al que le habían diagnosticado Parkinson cuando tenía 36, y que, en aquel momento, tenía una discapacidad del 95%. En su caso, los medicamentos y la estimulación cerebral profunda no conseguían controlar eficazmente los síntomas motores: padecía numerosos episodios de congelamiento y caídas frecuentes. Con la colocación del implante en la región lumbar, además de sesiones de rehabilitación y fisioterapia, se ha logrado que pueda volver a caminar. “No tengo congelación de la marcha y mi calidad de vida ha mejorado de forma increíble”, aseguraba el paciente.

La revolución de los implantes neuronales - ÓN

Mejorar la calidad de vida de los pacientes es el objetivo principal que se persigue con el desarrollo de los implantes neuronales. Dispositivos que pueden desarrollarse, por ejemplo, para recuperar independencia motora o del habla en personas con algún grado de parálisis cerebral. Conforme avanza la tecnología, se están desarrollando nuevas vías de comunicación cerebral que dan acceso a un campo más amplio de la información neuronal.

Los implantes neuronales se colocan en el cerebro para poder registrar la actividad de las neuronas: estos pequeños dispositivos interpretan la actividad neuronal y la procesan en tiempo real, de modo que, a partir de los datos que recogen, son capaces de enviar señales eléctricas para estimular determinadas neuronas previamente identificadas. Esto es lo que consigue iniciar una acción, ya sea un movimiento, el control de un dispositivo digital o emitir palabras. Hoy en día, el potencial de la Inteligencia Artificial abre un futuro muy retador para desarrollar capacidades cada vez más complejas en este tipo de dispositivos.

El potencial de la Inteligencia Artificial abre un futuro muy retador para desarrollar capacidades cada vez más complejas en este tipo de dispositivos.

En el ámbito de la neurociencia, una de las empresas que está apostando por el desarrollo de esta tecnología es Neuralink, la startup de Elon Musk que está desarrollando un dispositivo para devolver a las personas con parálisis cerebral la capacidad de comunicarse a través de equipos electrónicos (teléfonos móviles, ordenadores, videojuegos, etc). Desde hace unos meses, este proyecto tiene la aprobación para probar el chip en el cerebro de una persona. Otras investigaciones, como el implante creado por científicos de California (EE. UU.), han logrado que un paciente que perdió el habla tras sufrir un derrame cerebral 15 años atrás haya recuperado la capacidad de comunicarse.

La biotecnología se enfrenta a grandes retos para poner los últimos avances tecnológicos al servicio de nuestra salud. En muchos casos estos dispositivos no proporcionan la cura de la enfermedad, pero sí prometen marcar la diferencia para mejorar la vida de los pacientes.

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