Tira y afloja en los mercados
- 30 septiembre, 2021
Fed, tapering, subida del gas y del petróleo, Evergrande, elecciones en Alemania… los mercados financieros atienden a numerosos factores de incertidumbre en los últimos días; algunos relajando, en parte, el estrés; otros, añadiendo más tensión. Tras un mensaje algo más agresivo de lo esperado por parte de la Reserva Federal, presiones en los precios por culpa de la subida del precio del gas y el petróleo y los problemas de la promotora china Evergrande, la rentabilidad de la deuda gubernamental ha empezado a corregir al alza, mientras que las bolsas han acumulado sesiones bajistas. Conviene seguir atentos a todos estos focos de atención.
La Reserva Federal, en particular, continúa copando el protagonismo en las decisiones de inversión. La Fed anunció que el tapering se iniciará en noviembre y que concluirá, en principio, a mitad de 2022, antes de lo esperado. Además, las expectativas de los miembros de la institución adelantaron la primera subida de tipos a 2022, cuando anteriormente se esperaba que el proceso no comenzase hasta 2023.
La Fed anunció que el tapering se iniciará en noviembre y que concluirá, en principio, a mitad de 2022, antes de lo esperado.
En China, por su parte, tras un susto inicial, se han tranquilizado las tensiones con la inyección de su banco central de 14 billones de dólares para hacer frente a los primeros vencimientos. Los mercados parece que asumen que no tendrá un efecto sistémico.
Por el contrario, se incrementó la tensión en los precios tanto del petróleo como del gas natural, este último tras la decisión de Gazprom de no incrementar el suministro a Europa.
Con todo, nuestras carteras están razonablemente bien posicionadas: continuamos neutrales en bolsa (manteniendo ciertas protecciones), con un alto porcentaje de liquidez, poca sensibilidad a tipos de interés y exposición a inflación.
En Alemania, centran la atención las cábalas sobre cómo se constituirá el futuro Gobierno.Atentos a Alemania
Este fin de semana se han celebrado las elecciones alemanas que darán paso al relevo de Merkel. El partido más votado ha sido el SPD Socialista de Olaf Scholz, seguido de cerca por la coalición CDU/CSU, que con un 24,1% ha obtenido el peor resultado de su historia. El gran cambio es que es probable que se produzca una coalición a tres bandas en la que el resultado dependerá de si los Verdes y los Liberales prefieren pactar con el SPD o con la CDU/CSU.
La mejor noticia es que los partidos más a la izquierda (Die Linke) y derecha (AFD) no serán necesarios para formar Gobierno. Además, los Liberales tienen un ideario cercano a la CDU/CSD y los Verdes al SPD por lo que, al necesitar a los dos, la coalición estaría bastante centrada.
Hay tres coaliciones posibles: repetir la gran coalición entre el SPD y la CDU/CSU o un acuerdo de Verdes y Liberales con el SPD (“semáforo” por los colores) o con el CDU/CSU (Jamaica).
Es poco probable que el SPD, tras haber ganado las elecciones 15 años después, esté dispuesto a pactar con la CDU, entre otras cosas porque no estaría materializando la aparente petición de cambio del electorado.
En la coalición “a la jamaicana”, CDU/CSU más Verdes y Liberales, las cosas no cambiarían mucho. El partido de Merkel seguiría gobernando y el equilibrio entre Verdes y Liberales evitaría grandes movimientos, aunque la aparición de los Verdes en el Bundestag ya ha virado la política alemana hacia la agenda 2030.
En la coalición “semáforo”, la más probable y encabezada por el SPD más Verdes y Liberales, los tres partidos están de acuerdo en invertir en digitalización, abogar por un ejército común en la UE, y reforzar la importancia de la Unión. Debatirían en temas como la seguridad social y la sanidad pública, la política social y jubilación, y la política de inmigración. Será complicado llegar a un acuerdo en política fiscal: los Verdes y SPD quieren subir los impuestos a la clase alta e implantar el impuesto patrimonial, algo que no gusta a los Liberales, que quieren quitar el tributo que le paga el oeste al este como compensación por las diferencias de desarrollo entre ambas partes tras la Segunda Guerra Mundial.