Ignacio Dolz de Espejo | Mutuactivos

Por Ignacio Dolz de Espejo

  • 17 marzo, 2022
  • Ignacio Dolz de Espejo | Mutuactivos

    Por Ignacio Dolz de Espejo

    • 17 marzo, 2022

    En un reciente artículo publicado en el diario Financial Times, el reconocido economista Mohamed El-Erian aseveraba que la situación económica a la que nos enfrentamos tiene paralelismos con los desafíos de los años setenta, ochenta y noventa. Pero con una diferencia: los problemas pueden ocurrir de manera acelerada y al mismo tiempo.

    Al igual que en esta ocasión, en los años 70, el germen del problema fue un periodo de bonanza previo. Entre 1949 y 1966 se vivió una etapa de crecimiento sostenible, con una inflación leve, pero no excesiva. Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, la capacidad productiva de la economía tuvo que ser actualizada y se vivió una espiral macro positiva, marcada por la financiación de los bancos, la caída del desempleo y el aumento de los salarios. Los beneficios empresariales crecieron y la inflación, aunque elevada, estaba relativamente controlada.

    La segunda fase, sin embargo, (1966-1982) fue mucho más complicada y sus efectos probablemente fueron tan fuertes como consecuencia de las características del periodo anterior. A partir de mediados de la década de 1960, las nuevas capacidades productivas ya no eran suficientes para absorber el incremento de la demanda y los salarios subieron más rápido que la productividad. Además, coincidió con la guerra de Vietnam y se vivió un clima social tenso con demandas salariales respaldadas por poderosos sindicatos. Finalmente, 1971 marcó la quiebra del patrón oro, el inicio de una fuerte depreciación del dólar y dos choques petroleros que enviaron la inflación a nuevos máximos en tiempos de paz

    1971 marcó la quiebra del patrón oro, el inicio de una fuerte depreciación del dólar y dos choques petroleros que enviaron la inflación a nuevos máximos en tiempos de paz.

    La Reserva Federal actúa

    ¿Se habría disparado así la inflación si previamente no hubiese habido efectos de segunda ronda en los salarios? Como bien sabemos, fue necesario que la Reserva Federal subiese los tipos con mucha fuerza para controlar la inflación llevando a la economía a una fuerte depresión.

    Hoy la situación no es opuesta. Tras años de bonanza y dinero barato hemos vivido primero una rotura de las cadenas de suministro, como consecuencia de la pandemia, que ha disparado la inflación. Sobre ese caldo de cultivo ha estallado la guerra de Ucrania, y las sanciones y los problemas en las cadenas de suministro han llevado a que el precio de las materias primas se dispare. La inflación probablemente repunte aún con más fuerza, como en los años 70.

    Si el conflicto se prolonga en el tiempo y la inflación se acaba trasladando seriamente a los salarios y se hace estructural, los bancos centrales tendrán que luchar contra la escalada de precios y dirimir el dilema de si permitir una inflación por encima de sus objetivos o empujar a la economía a la recesión

    Similitudes con los años 70 - Blog Mutuactivos¿Se habría disparado así la inflación si previamente no hubiese habido efectos de segunda ronda en los salarios?

    Al igual que en los años 80, los mercados emergentes sufrirán. Primero Rusia y Ucrania por motivos evidentes. Luego, potencialmente los importadores de materias primas especialmente frágiles de África, Asia y América Latina, que ya sufren además el efecto de un dólar más fuerte y un coste de la deuda más caro.

    Al igual que en la década de 1990, veremos (estamos viendo) el efecto de la subida de tipos sobre los mercados de deuda.

    Pero el efecto no será igual en todas las economías. A Europa le afecta más esta crisis por su cercanía, relaciones comerciales y dependencia energética que a EE. UU. Para algunos países emergentes la situación puede ser nefasta y para otros, incluso positiva.

     

     

    El contenido del presente documento tiene una finalidad meramente informativa, no es y no puede considerarse asesoramiento en materia de inversión u opinión legal, no pretendiendo reemplazar al asesoramiento necesario en esta materia y no constituyendo una oferta de compra o venta.

    Todas las opiniones y estimaciones facilitadas están elaboradas en base a fuentes consideradas como fiables. No obstante, Mutuactivos no puede garantizar que sean exactas o completas y no asume responsabilidad alguna por cualquier pérdida, directa o indirecta, que pudiera resultar del uso de las informaciones facilitadas en este documento.

En un reciente artículo publicado en el diario Financial Times, el reconocido economista Mohamed El-Erian aseveraba que la situación económica a la que nos enfrentamos tiene paralelismos con los desafíos de los años setenta, ochenta y noventa. Pero con una diferencia: los problemas pueden ocurrir de manera acelerada y al mismo tiempo.

Al igual que en esta ocasión, en los años 70, el germen del problema fue un periodo de bonanza previo. Entre 1949 y 1966 se vivió una etapa de crecimiento sostenible, con una inflación leve, pero no excesiva. Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, la capacidad productiva de la economía tuvo que ser actualizada y se vivió una espiral macro positiva, marcada por la financiación de los bancos, la caída del desempleo y el aumento de los salarios. Los beneficios empresariales crecieron y la inflación, aunque elevada, estaba relativamente controlada.

La segunda fase, sin embargo, (1966-1982) fue mucho más complicada y sus efectos probablemente fueron tan fuertes como consecuencia de las características del periodo anterior. A partir de mediados de la década de 1960, las nuevas capacidades productivas ya no eran suficientes para absorber el incremento de la demanda y los salarios subieron más rápido que la productividad. Además, coincidió con la guerra de Vietnam y se vivió un clima social tenso con demandas salariales respaldadas por poderosos sindicatos. Finalmente, 1971 marcó la quiebra del patrón oro, el inicio de una fuerte depreciación del dólar y dos choques petroleros que enviaron la inflación a nuevos máximos en tiempos de paz

1971 marcó la quiebra del patrón oro, el inicio de una fuerte depreciación del dólar y dos choques petroleros que enviaron la inflación a nuevos máximos en tiempos de paz.

La Reserva Federal actúa

¿Se habría disparado así la inflación si previamente no hubiese habido efectos de segunda ronda en los salarios? Como bien sabemos, fue necesario que la Reserva Federal subiese los tipos con mucha fuerza para controlar la inflación llevando a la economía a una fuerte depresión.

Hoy la situación no es opuesta. Tras años de bonanza y dinero barato hemos vivido primero una rotura de las cadenas de suministro, como consecuencia de la pandemia, que ha disparado la inflación. Sobre ese caldo de cultivo ha estallado la guerra de Ucrania, y las sanciones y los problemas en las cadenas de suministro han llevado a que el precio de las materias primas se dispare. La inflación probablemente repunte aún con más fuerza, como en los años 70.

Si el conflicto se prolonga en el tiempo y la inflación se acaba trasladando seriamente a los salarios y se hace estructural, los bancos centrales tendrán que luchar contra la escalada de precios y dirimir el dilema de si permitir una inflación por encima de sus objetivos o empujar a la economía a la recesión

Similitudes con los años 70 - Blog Mutuactivos¿Se habría disparado así la inflación si previamente no hubiese habido efectos de segunda ronda en los salarios?

Al igual que en los años 80, los mercados emergentes sufrirán. Primero Rusia y Ucrania por motivos evidentes. Luego, potencialmente los importadores de materias primas especialmente frágiles de África, Asia y América Latina, que ya sufren además el efecto de un dólar más fuerte y un coste de la deuda más caro.

Al igual que en la década de 1990, veremos (estamos viendo) el efecto de la subida de tipos sobre los mercados de deuda.

Pero el efecto no será igual en todas las economías. A Europa le afecta más esta crisis por su cercanía, relaciones comerciales y dependencia energética que a EE. UU. Para algunos países emergentes la situación puede ser nefasta y para otros, incluso positiva.

 

 

El contenido del presente documento tiene una finalidad meramente informativa, no es y no puede considerarse asesoramiento en materia de inversión u opinión legal, no pretendiendo reemplazar al asesoramiento necesario en esta materia y no constituyendo una oferta de compra o venta.

Todas las opiniones y estimaciones facilitadas están elaboradas en base a fuentes consideradas como fiables. No obstante, Mutuactivos no puede garantizar que sean exactas o completas y no asume responsabilidad alguna por cualquier pérdida, directa o indirecta, que pudiera resultar del uso de las informaciones facilitadas en este documento.