El Fondo de Reactivación puede suponer un salto de gigante para la UE
- 08 julio, 2020
El Fondo de Reactivación de la UE, que supondrá la emisión de bonos por valor de 750.000 millones de euros, se presenta como la tabla de salvación de la economía europea ante la dura crisis que afrontamos en la actualidad. De aprobarse, supondría la primera mutualización de deuda desde que existe la Unión y una buena noticia para España. En términos netos, recibiríamos un importe total equivalente a alrededor del 7,5% del PIB y cubriría gran parte del incremento del déficit que se va a producir como consecuencia del crecimiento del gasto y de la caída de la recaudación.
De aprobarse, supondría la primera mutualización de deuda desde que existe la Unión y una buena noticia para España.
La Comisión emitiría, en nombre de la Unión Europea (UE), 750.000 millones de euros de bonos a distintos plazos, hasta 30 años, y con la máxima calificación crediticia: AAA. El importe supone, aproximadamente, un 5% del PIB de la UE. Después, distribuiría a los Estados miembros 500.000 millones en forma de concesiones y 250.000 millones en préstamos, que no tendrían que empezar a pagarse hasta 2028 y serían devueltos durante un periodo que abarca hasta 2058. La mayor parte iría a los países que más lo necesitan, por lo que España (recibiría unos 170.000 millones) e Italia (140.000 millones) saldrían beneficiados en términos brutos, y los países de Europa del Este en porcentaje respecto de su PIB.
Al estar integrado en los presupuestos de la UE, el nuevo Fondo deberá ser solicitado por cada país considerado por la UE antes de cada concesión y condicionado a que esté enfocado en programas de la Unión, muchos de ellos centrados en la recuperación de la competitividad y en proyectos digitales y/o medioambientales.
El nuevo Fondo probablemente esté muy focalizado en realizar o favorecer inversiones destinadas a reducir las emisiones.Solucionador de problemas
Si bien este plan no supone un cambio permanente, al ser un sistema de urgencia y puntal, crearía un gran precedente para resolver problemas asimétricos en la UE, ya que el Banco Central Europeo (BCE) no puede seleccionar el objetivo de sus ayudas. Para hacerse permanente, la Comisión debería tener la capacidad de generar sus propios ingresos, y se está hablando de que lo podría hacer a través de la creación nuevos impuestos “verdes”.
El nuevo Fondo probablemente esté muy focalizado en realizar o favorecer inversiones destinadas a reducir las emisiones, de manera que, además de invertir y generar empleo e infraestructuras, se ayude a cumplir con los ambiciosos planes de la UE. La propuesta de la Comisión pretende pasar de un objetivo de reducción de las emisiones, en 2030, de un 40% respecto a las de 1990, a un 55%. Para cumplirlo, serán necesarias inversiones públicas y privadas de un calado muy sustancial.
Los borradores que circulan hablan de cuatro puntos “verdes” de ataque del Plan: la renovación de estructuras e infraestructuras, inversión en energias renovables, en medios de transporte más limpios y la inversión en la transición de negocios contaminantes y obsoletos.