Publicado por Si Lo Hubiera Sabido | 18 de noviembre de 2025
En los últimos meses, la plata ha protagonizado uno de los mayores repuntes de precio de su historia reciente. Mientras el oro acapara titulares por batir récords, la plata ha subido más de un 85% en lo que va de año, superando los 53 dólares por onza y dejando los inventarios globales bajo mínimos. En mercados clave como Londres, la escasez ha obligado incluso a transportar el metal en avión desde Nueva York, algo inusual en un sector acostumbrado al transporte marítimo.
Este fenómeno no es casualidad. Aunque históricamente la plata se ha asociado a joyería y monedas, hoy su principal demanda proviene de la industria tecnológica. Se trata del elemento con mayor conductividad eléctrica y térmica, lo que la hace imprescindible en sectores como la energía solar, las baterías de coches eléctricos y, más recientemente, los chips avanzados para inteligencia artificial. El auge de estas tecnologías ha disparado el consumo industrial de plata a nivel global, incrementando la presión sobre la oferta.
A diferencia del oro, que se conserva en lingotes y joyas, gran parte de la plata extraída se utiliza en procesos industriales y rara vez se recicla, especialmente cuando se emplea en forma de polvo o componentes electrónicos. Esta diferencia fundamental reduce la oferta disponible año tras año y ha provocado una caída del 30% en los inventarios mundiales en solo cuatro años. El resultado es un déficit estructural que presiona al alza los precios y añade volatilidad al mercado.
Por otro lado, la pandemia de 2020 supuso una inyección masiva de liquidez por parte de los bancos centrales. El exceso de dinero en circulación ha impulsado la inflación y ha llevado a muchos inversores a buscar refugio en activos tangibles como el oro y la plata, considerados tradicionalmente como depósitos de valor en tiempos de incertidumbre. Así, la demanda inversora se ha sumado a la presión industrial, reforzando la tendencia alcista.
El exceso de dinero en circulación ha impulsado la inflación y ha llevado a muchos inversores a buscar refugio en activos tangibles como el oro y la plata.
Si bien el precio de la plata suele moverse en paralelo al del oro, en las últimas décadas la brecha entre ambos metales se ha ampliado. Actualmente, una onza de oro equivale a unas 80 de plata, muy por encima de la media histórica (15-30). Sin embargo, el renovado interés de bancos centrales como los de Arabia Saudí o Rusia por la plata podría reducir esta distancia y dar más recorrido al metal gris en los próximos años.
Por último, cabe señalar que la producción de plata está concentrada en pocos países, con México, Chile, Perú, China, Rusia, EE. UU. y Australia a la cabeza. Para quienes se plantean invertir en plata, existen varias vías: lingotes y monedas físicas, fondos cotizados, acciones de mineras o fondos de inversión especializados. Eso sí, conviene recordar que el mercado de la plata es mucho más pequeño y volátil que el del oro, por lo que los movimientos pueden ser bruscos y requieren una gestión prudente.
¿Conseguirá la onza de plata recuperar su tradicional proporción frente a la de oro? ¿Seguirá subiendo el precio del metal gris? De todo esto hablamos en el nuevo episodio de Si Lo Hubiera Sabido, el canal de información financiera de Mutuactivos.
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