Tensiones en el mercado de microprocesadores
- 08 julio, 2021
Los semiconductores se han convertido en uno de los sectores en el punto de mira dentro del ámbito tecnológico. La escasez de oferta para satisfacer una robusta demanda los ha llevado a copar portadas de periódicos en las últimas semanas. El cierre por el COVID ha afectado a la cadena de suministros del sector hasta tal punto que las compañías no pueden abastecer la demanda de sus clientes. Infineon, la compañía más expuesta al sector automovilístico, en su última publicación de resultados cifró en 2,5 millones los coches que no pudo atender por falta de capacidad. Además, estamos viendo por primera vez en una década problemas para adquirir televisiones o electrodomésticos por falta de stock.
¿Puede durar esta situación? Pensamos que sí. En algunos sectores quizá hasta principios del año que viene, aunque hay que tener en cuenta que con la reapertura de la economía parte del gasto del consumidor se trasladará de bienes duraderos a servicios aliviando la demanda, a la vez que va entrando más capacidad. Muchas compañías ante la situación actual han doblado sus pedidos para asegurar su capacidad y eso tampoco es sostenible. Pero además del problema coyuntural, hay otros estructurales que explicamos a continuación.
Primero, algunas cifras. Hoy se fabrican alrededor de un “trillion” (billón) de chips al año, o 128 por cada persona en el planeta. Pero debemos tener en cuenta que cada coche eléctrico (en plena expansión), lleva más de tres mil en su interior y que nuevos usos como el 5G y la inteligencia artificial están aumentando su demanda.
estamos viendo por primera vez en una década problemas para adquirir televisiones o electrodomésticos por falta de stock.
¿Qué pasa con la oferta?
Es un sector clave, porque problemas en su cadena de suministro pueden crear estrecheces a una parte importante de la producción industrial global (coches, teléfonos, electrodomésticos…), y es un sector que, por sí mismo, genera unos 450.000 millones de dólares en ventas. Pues bien, el número de fabricantes en el mundo ha caído desde 25 en el año 2000 hasta 3 hoy en día, y uno de ellos, Intel, está pensándose dejar de fabricar y externalizar su producción. Por tanto, los otros dos, Taiwán Semiconductors (TSMC) y Samsung (Corea), son una pieza clave en la producción mundial. Este duopolio tiene, como todos, capacidad para presionar los precios al alza. Y no olvidemos que Taiwán es un territorio independiente pero reclamado por China como propio y que amenaza con invadir. ¿Qué pasaría si su capacidad productiva se paraliza?
A lo anterior hay que añadir que la Ley de Moore, que mantiene que el coste de los microprocesadores se divide entre dos cada dos años aproximadamente, está empezando a fallar. Cada nueva generación de chips es más difícil y costosa de fabricar que la anterior. Por tanto, el tablero mundial se está moviendo.
Estados Unidos se está quedando atrás. Nvidia, que diseña chips para gaming e inteligencia artificial es hoy una de las empresas con mayor valor: 320.000 millones de dólares. Además, ha lanzado una OPA sobre ARM (diseñador de microprocesadores). En noviembre, Apple anunció que sus ordenadores de sobremesa empezarán a utilizar chips propios que ya emplea en los Iphones y Amazon está desarrollando nuevos chips para sus centros de datos. Otro problema de la industria es que los mineros de criptodivisas, especialmente Ethereum, utilizan ordenadores muy potentes y, especialmente, tarjetas gráficas de Nvidia.
Entre la falta de suministros, el embargo de EE.UU. y la demanda record de PC, el precio de las tarjetas gráficas punteras de la compañía se ha elevado desde los 700 euros de fábrica hasta 2.400 en el mercado de segunda mano. La compañía está intentando reducir la utilidad de sus placas para los mineros y los diseñadores de Ethereum están haciendo un esfuerzo por requerirles menos capacidad computacional, pero el problema es evidente.
Estados Unidos no quiere que China le sobrepase y está intentando frenar su capacidadMientras EE.UU. está perdiendo su capacidad, China la está intentando multiplicar. Carece de la capacidad manufacturera necesaria e importa chips por un valor de 300.000 millones de dólares al año y está sufriendo los problemas del embargo de EE.UU. a sus productores, que ya afecta a más de 60 compañías.
Estados Unidos no quiere que China le sobrepase y está intentando frenar su capacidad: el último trimestre de 2020, las ventas de TSMC a clientes chinos cayeron un 72%. Como consecuencia, el gigante amarillo está poniendo todo de su parte para conseguir ser autosuficiente. Se ha creado un sistema de subsidios de más de 100.000 millones de dólares para las empresas cuya actividad está relacionada con los microprocesadores y sus universidades están potenciando titulaciones relacionadas con la materia.
Mercado con potencial
Los semiconductores se han convertido en una de las estrellas del sector tecnológico. El índice SOX de Filadelfia se ha revalorizado un 150% desde el estallido de la pandemia y se ha multiplicado por tres en los últimos cinco años. La clave es la oferta limitada y la creciente necesidad de microprocesadores para, cada vez, más utilidades. Además del crecimiento espectacular de los beneficios el sector ha tenido un rerating (expansión de múltiplos), es decir, los inversores hoy pagan más por los beneficios de las compañías debido a que crecen mucho y han reducido su ciclicidad y por consiguiente su volatilidad en resultados. El mercado de semiconductores va a crecer los próximos años sin necesidad de tener una economía boyante.