El asesoramiento profesional, la mejor brújula
- 19 diciembre, 2017
Guiarse por el mundo de la gestión de patrimonios sin una brújula o un guía capaz de detectar valor en el contexto actual de tipos de interés cercanos a cero y bolsas volátiles es hoy en día complicado.
Pero, moverse dejándose llevar por una tendencia general no sirve para dar en la diana con el producto o inversión más adecuada para cada ahorrador. ¿Qué deben hacer, además, todos aquellos perfiles tradicionalmente conservadores que tienen claro que la bolsa no es lo suyo?
La respuesta conduce claramente hacia una práctica que no debe perder de vista ningún ahorrador, sea cual sea su nivel de riesgo máximo aceptado: el asesoramiento. Contar con asesoramiento profesional y personalizado es inexcusable para todos aquellos inversores que se planteen el acertado objetivo de maximizar su patrimonio, grande o pequeño, logrado con esfuerzo.
El asesoramiento personalizado es la clave para poder sacar la mayor rentabilidad a los ahorros atendiendo a la situación personal del ahorrador.
El asesor profesional aúna en su persona un conjunto de variables que le confieren un estatus de fiabilidad y confianza: cuenta con un amplio conocimiento de los mercados financieros, sea cual sea la naturaleza de sus activos; está al día de las noticias financieras y empresariales con impacto en valores o sociedades concretas (ya sea cotizadas o con presencia en el segmento de la renta fija); tiene una visión global y reflexiva de los acontecimientos macroeconómicos y es capaz de relacionar y analizar cualquier influencia, ya sea positiva o negativa, sobre el espectro de activos susceptibles de formar parte de una cartera.
El valor del asesor financiero se eleva, precisamente, en este escenario, en el que es difícil a simple vista detectar un activo sobre o infravalorado. Sólo quien se mueve diariamente al ritmo de los vaivenes de los mercados tiene la suficiente y necesaria agudeza como para poder ver las ventanas de oportunidad que se presentan al inversor.
Aunque no hay que restringir, ni mucho menos, la capacidad del asesor financiero a su actualización y estudio continuo y constante de cuanto sucede en los mercados financieros. El asesoramiento personalizado cobra todo su esplendor cuando conjuga todo este análisis con el conocimiento de la situación financiera, las necesidades y objetivos del cliente. El asesor financiero cuenta, por tanto, con todos los elementos para poder construir una cartera adecuada a sus metas y perfil.