Nº 67 - Julio 2013
¿Un verano tranquilo?
Fondos 5 estrellas
¿Qué entendemos por Deuda Subordinada?
La deuda subordinada son títulos valores de renta fija con rendimiento explícito emitidos normalmente por entidades de crédito que ofrecen una rentabilidad mayor que otros activos de deuda. Sin embargo, esta mayor rentabilidad se logra a cambio de perder capacidad de cobro en caso de liquidación de la sociedad por quiebra, ya que el pago está subordinado en el orden de prelación en relación con el resto de acreedores ordinarios. Es un tipo de deuda en la que el bonista tiene una prioridad de cobro menor que la de otros acreedores generales. Se trata, por tanto, de un bono relativamente arriesgado, que, en compensación, ofrece un rendimiento más alto. Aunque estén emitidos por entidades muy solventes y de primera línea y resulte poco probable que tenga problemas graves, es fundamental conocer las características de estos activos.
Lo primero que hay que comprender y asumir es que, en caso de quiebra de la sociedad emisora de la deuda subordinada, primero cobrarán los acreedores ordinarios y luego, si queda un remanente, podrán cobrar los poseedores de este tipo de deuda. Lógicamente, a cambio de este mayor riesgo que asumen los compradores de bonos subordinados, la rentabilidad debería ser superior a otros activos de renta fija. El objetivo de las entidades que emiten este tipo de activos subordinados es atraer y captar capital para financiarse.
Existen 3 tipos de Deuda Subordinada:
Aunque no son un producto de renta fija tradicional, los tenedores de estos bonos pueden venderlos en cualquier momento en el mercado secundario de renta fija. Sin embargo, hay que tener presente que algunas de sus emisiones pueden contar con escasa liquidez, lo que complica las posibilidades de deshacer la inversión realizada.
Es un producto que, al igual que las participaciones preferentes, se considerara contablemente como recursos propios, lo cual es una forma de mejorar los ratios sobre capital de las empresas emisoras.
En cuanto a la liquidez de la deuda subordinada (posibilidad de vender estos activos antes del plazo al que fue emitida), es cierto que aunque no son un producto de renta fija tradicional, los inversores de estos títulos de deuda pueden venderlos en cualquier momento en el mercado secundario de renta fija. Sin embargo, puede suceder que haya muy poca demanda para adquirir estos activos complicando las posibilidades de deshacer la inversión realizada, obligando al inversor a quedarse con la deuda o malvenderla.
En cuanto a su régimen fiscal, los intereses o cupones periódicos se consideran rendimientos de capital mobiliario a integrar en la renta del ahorro con una retención del 21%, al igual que el rendimiento obtenido en la amortización, transmisión, canje o conversión de estos activos.
Aunque la deuda subordinada en general y las participaciones preferentes en particular, han dado mucho que hablar en los últimos años, pueden ser un activo perfectamente apto para una cartera diversificada, si, como siempre sucede con los activos más sofisticados y/o complejos un equipo de gestión con experiencia, con amplios conocimientos y plenamente capacitado, es quien se encarga de la selección de los emisores y de los activos. Así, el equipo gestor deberá realizar un exhaustivo análisis de las entidades que emiten esta deuda, sus balances, sus recursos propios, sus estados financieros, el grado de solvencia y las perspectivas económicas de las mismas. Igualmente, el equipo gestor deberá analizar los folletos de estas emisiones, el tipo de deuda concreto que son, las probabilidades de cobrar la deuda en cualquier momento y los rendimientos que ofrecen a cambio de un mayor riesgo. Finalmente, el equipo de gestión debe realizar una selección con las emisiones más apropiadas y acordes con las expectativas de sus clientes, riesgo a asumir y rentabilidades esperadas. Este laborioso trabajo bien realizado, debe suponer, en condiciones normales de mercado, una buena inversión complementaria de otras. El desconocimiento acerca de estos activos por los inversores les ha llevado a sufrir situaciones muy complicadas; por eso es fundamental contar con la experiencia de un equipo de gestión cualificado que nos ayude a comprender la naturaleza y las características de los distintos activos así como las ventajas y posibles desventajas de los mismos, siempre en beneficio del inversor.